08 octubre 2018

Gastón Serrano Presidente de CADECO "Muchas empresas migraron para buscarse la vida en otros departamentos"



El rubro de la construcción es en uno de los principales motores del desarrollo local. Pese a sus altibajos, la ejecución de obras públicas y privadas puede considerarse un verdadero termómetro del comportamiento de una economía y muestra cuán dinámica o deprimida puede estar un determinado país o región a partir de la ocupación de mano de obra y el efecto multiplicador que este sector tiene sobre una sociedad.

En Chuquisaca, como en el interior del país, la construcción alcanzó un pico de crecimiento entre los años 2013 y 2014, cuando el aporte al Producto Interno Bruto (PIB) nacional se situó en un histórico 44%. El declive reciente de la economía hizo que estas cifras se situaran en los siguientes años en la media del PIB, alrededor del 4.5%, y si bien no se puede considerar una crisis, los constructores están conscientes de que viven un momento de desaceleración.

Gastón Serrano es un joven constructor y empresario (35) que desde hace alrededor de una década se desenvuelve en una de las empresas más tradicionales en Chuquisaca (EOI), creada en 1983. Desde la Presidencia de la Cámara de la Construcción (CADECO), puede valorar mejor la situación del rubro y también expresar sus críticas hacia las políticas locales y nacionales que –asegura– no están contribuyendo al fortalecimiento del sector y menos acompañan el crecimiento de la economía. El ejecutivo de CADECO también advierte sobre prácticas desleales por parte del sector público, las que están perjudicando la actividad privada en el rubro de la construcción.

CAPITALES.- ¿Cómo ve al sector de la construcción en este momento, cuando se habla de una disminución del dinamismo en sus actividades?

Gastón Serrano (GS).- La construcción es una de las medidas más visibles del desarrollo en todos los niveles, por todo lo que implica: genera empleo, movimiento económico y también por el impacto de los productos terminados, las obras. Siempre ha sido uno de los principales motores de una economía.

Países que están en busca de su desarrollo o desarrollados le ponen especial énfasis a dotar infraestructura básica a sus sociedades, como caminos, hospitales, centros educativos, todo en base a la construcción. Esto genera empleos.

Nosotros tuvimos, durante este período de gobierno de 13 años, subidas y bajadas en cuanto a la construcción; alcanzamos un pico elevado en 2013 y 2014 y luego se presentó una desaceleración. Nuestro aporte al PIB fue en un momento del 44%; luego fue descendiendo y el año pasado nos acercamos a la media, entre un 4.5%, que es el que todos conocemos por el tema del segundo aguinaldo.

Actualmente los constructores aportamos al PIB por encima de la media, hasta el 5%, pero es necesario hacer un análisis separado. Tenemos bastantes empresas extranjeras que son las que manejan las megaobras en el país. El aporte discriminado de las empresas nacionales y las extranjeras es un dato que no se tiene actualmente, pero si tomamos como parámetro la inversión pública extranjera, es decir los créditos, versus la inversión pública interna, lo que gasta el TGN, estamos en el orden de los 7.000 millones con recursos propios contra 5.000 con recursos extranjeros.

Muchos recursos del exterior siempre vienen “casados” con los créditos y la fuente de financiamiento, como el caso de las empresas chinas que trabajan en el país.

C.- ¿Dónde se sitúa Chuquisaca en el contexto nacional de la construcción?

GS.- El tema de Chuquisaca es preocupante, tomando como punto de partida lo que representábamos para el Estado hace 15 años, cuando en porcentaje de recursos teníamos un 10%; ahora estamos con un 4.5% del Estado, es decir que por cada 100 bolivianos de la inversión pública nos dan 4.

Me llama la atención cómo nuestra Brigada parlamentaria no hace gestión, porque nuestra asignación presupuestaria está decreciendo; la construcción en Chuquisaca se ha visto frenada pero nosotros sufrimos, como Tarija, índices negativos; aunque ahora con un ligero repunte pero más allá de los números se ve reflejado en las obras.

Lo privado también se ha visto frenado, los edificios que antes se veían ahora ya no se ven, muchas obras se paralizaron. Se frenaron las inversiones y la actividad en este rubro se encuentra muy disminuida.

C.- ¿Cómo está la Cámara en cuanto a su organización interna?

GS.- Llevo dos gestiones en el directorio, una como presidente. Siempre tenemos nuevas empresas registradas, entre cinco y siete empresas nuevas cada año; hay crecimiento (pero) no en la misma proporción que el registro de Fundempresa, porque existen requisitos para la adjudicación de obras medianas. Con obras de más de 8 millones de bolivianos se afilian a la Cámara pero en otros montos menores no.

El momento del boom de la construcción tuvimos un crecimiento mayor por las obras. Ahora es común ver obras de más de 8 millones de bolivianos.

La Cámara, como institución, pese a la dificultad por la que atravesamos, se mantuvo fuerte, aunque muchas de sus empresas tuvieron que migrar a otros departamentos porque aquí, definitivamente, no hay trabajo, y más aún con la Alcaldía, que decidió ejecutar sus obras con Concretec. Eso hizo que muchas empresas hayan migrado para buscarse la vida en otros departamentos.

La Gobernación también está un poco paralizada, sin obras. Somos más de 100 empresas registradas en la Cámara, pero son miles registradas en Fundempresa, aunque muchas se cierran porque no eran propiamente del sector. Hay un decrecimiento, si vemos esos registros.

C.- Un aspecto que usted menciona es la competencia desleal del sector público cuando este contrata a sus propias empresas. ¿Se hizo alguna representación sobre este tema?

GS.- El reclamo fue constante, incluso ahora nos mantenemos en que Concretec no es una empresa constructora (sino que) es una proveedora de servicios, que es algo diferente. Lo que sabe hacer es proveer hormigón y sus derivados, eso es básicamente Concretec. No debiera ejecutarse obras a través de esta empresa, no nos parece correcto porque definitivamente subcontrata empresas constructoras.

Nosotros, como CADECO, no participamos de esos subcontratos porque se baja hasta el 25% en los precios y eso ya genera dudas. En la ejecución de una obra, cuando bajas mucho el precio, afectas la calidad o si no, quiere decir que hay algo chueco; eso nos llama la atención de las licitaciones. Por ejemplo en el FPS, empresas constructoras bajándose hasta un 25%, es casi insostenible.

Si te califican por precio, no te pueden exigir calidad y si te exigen calidad con precio bajo, es que algo raro está pasando. Yo creo que se debe investigar, es lo mismo que la investigación del lavado de dinero en la banca. No hay otra forma de justificar que se bajen tanto los porcentajes.

Tenemos, con Concretec, obras que duran mucho tiempo en su ejecución, o tramos mal ejecutados como en la Juana Azurduy de Padilla, donde demolieron lozas que estaban por encima de la basura; compactaron suelos por encima de basurales, prueba clara de que Concretec no es una empresa constructora.

C.- Como sector dinámico de la economía departamental, ¿qué es lo que espera de las instancias gubernamentales, tanto a nivel nacional como departamental y local?

GS.- Nosotros esperamos que las decisiones nacionales de nuestras autoridades cambien en beneficio de los actores principales de la economía. Para ello pedimos que se deje de contratar empresas extranjeras que lo único que hacen es venir con los maletines para llevarse la plata del Estado, sacrificando recursos que bien podrían reinvertirse en Bolivia. Esto no permite que nuestras empresas crezcan.

Es un llamado a nuestras principales autoridades a que ayuden a fortalecer el sector, hacer que se genere empleo y crecimiento para ayudar al bienestar de todos.



Nosotros esperamos que las decisiones nacionales de nuestras autoridades cambien en beneficio de los actores principales de la economía. Para ello pedimos que se deje de contratar empresas extranjeras que lo único que hacen es venir con los maletines para llevarse la plata del Estado…”