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14 septiembre 2010

Los SIG y los mapas


Los SIG multiplican al tiempo que facilitan las posibilidades de componer un mapa. Pero esta facilidad puede ser también una trampa si no tenemos unos conocimientos adecuados de composición cartográfica. Un mapa es un documento que nos tiene que hablar, ha de ser capaz de transmitir al usuario la información que la persona que lo realiza ha determinado. Para ello, ha de estar sujeto a las normas y convenciones del lenguaje cartográfico, es lo que denominamos sintaxis cartográfica. A continuación vamos a realizar un breve repaso de aquellos elementos más relevantes en un mapa.


Un mapa es una representación de la realidad y no la realidad misma. Para representar esa realidad deberemos de utilizar unas convenciones. En primer lugar la realidad a representar es
generalmente volumétrica y por lo tanto implica un cambio de tres dimensiones a dos10. Este cambio de tres a dos dimensiones se suele suplir describiendo la tercera dimensión como un atributo (así por ejemplo una cota de una montaña tendría una localización de coordenadas x e y
que podemos leer sobre el mapa y un atributo, z, que sería la altura).


Otro aspecto muy importante es el paso de una superficie esférica a otra plana. Para ello utilizamos las proyecciones11. Las proyecciones sirven para representar sobre un plano la superficie esférica de la Tierra con la menor deformación posible, utilizando para ello una red de
meridianos y de paralelos. Existen cientos de proyecciones en función de la forma en la que se da
este proceso. Las podemos agrupar en tres sistemas básicos: cilíndricas, cónicas y acimutales o
polares. Las primeras utilizan como plano de proyección un cilindro tangente a la superficie de la
Tierra. En el segundo caso se trataría de un cono tangente o secante. Y en el tercero el plano de
proyección iría tangente a un solo punto. (Ver figura 1)





Las principales propiedades de las proyecciones se definen en función de las dimensiones mejor
conservadas (o menos deformadas). Las proyecciones conformes no deforman los ángulos, las
equivalentes las superficies y las equidistantes las distancias.

El tercer aspecto a tener en cuenta es la escala. La escala de un mapa es la relación entre éste
y la realidad. Si la realidad es una escala 1:1, un mapa a escala 1:50.000 representaría, por
ejemplo, 500 m. de una carretera en un tramo de 1 cm. Cuanto menor sea el factor de escala,
mayor será ésta y a la inversa. Así hablamos de pequeña escala cuando utilizamos mapas a partir
de 1/200.000, de escalas medias entre ésta y el 1/25.000 y de gran escala de hay hacia abajo.

La escala de una mapa será la que determine el nivel de información del mismo.

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