04 octubre 2016

Tres factores negativos impiden nuevos sistema de construcción



En Sucre, las nuevas tecnologías al servicio de materiales prefabricados —por ejemplo de madera o polietileno— se enfrentan a los problemas del alto costo económico, la falta de mano de obra calificada y la aceptación de la gente.

Nuevos sistemas de construcción, utilizando materiales preconstruidos, de madera o polietileno expandido, es lo que necesita la ciudad de Sucre, de acuerdo con el criterio del destacado arquitecto Eduardo Gutiérrez, quien hace notar la precariedad y la falta de tecnología en las edificaciones de la capital. Pero, frente a esta necesidad, se presenta un triple problema: el alto costo económico, la falta de mano de obra calificada y la aceptación de la gente.

En principio, Bolivia no produce este tipo de tecnología, cuya importación aumenta los costos. Y en un medio como el nuestro pesa y mucho la mentalidad de la población, que no acepta nuevos materiales. El tercer elemento (la ausencia de mano de obra calificada) tampoco es menor.

La actualidad

Según Gutiérrez, en el proceso de la construcción, relacionado con el conjunto de la transformación del hábitat, aún subsisten sistemas de construcción artesanal e industrial racionalizada, hasta llegar —aunque de manera muy precaria o aislada en nuestro medio— al carácter seriado, racionalizado e industrializado, en este caso de la prefabricación de elementos de construcción para cerramientos verticales.

“Son sistemas constituidos en otros contextos, como una industria en franco crecimiento, en función a la urgente necesidad de contar con un techo propio, dentro de un contexto donde las relaciones se caracterizan por los altos costos de materialización de nuestro hábitat y las implicaciones costo-beneficio”, explica el arquitecto consultado por CAPITALES.

Bajo este parámetro, las áreas de expansión urbana de ciudades como la nuestra denotan una marcada precariedad tecno-constructiva y de las propias condiciones de habitabilidad. Los factores son varios: la base económica, el carácter supraestructural, el carácter cultural y la ausencia de políticas administrativas sobre el tema.

Regulación y planificación

Esta situación se traduce en una ausencia de sistemas constructivos inmersos en una dependencia tecnológica industrial y habitacional, todo esto dentro de un marco político institucional o municipal, porque es en este ámbito donde se deben regular los bienes de dominio privado.

Según Gutiérrez, se debe reconocer y problematizar la inexistencia de antecedentes de planes de vivienda del sistema cooperativo, como pasa en otros departamentos. Además, dice que la Alcaldía tampoco estableció programas porque la ley no la faculta para una inversión en propiedad privada.

“La demanda habitacional es relativamente crítica, ya que el promedio de habitantes por vivienda es de 4,2 personas, donde prácticamente la mitad de las familias son propietarias”, comparte el profesional.

En este marco, introduce el elemento de los cerramientos verticales, especialmente el prefabricado, que no se aplica en nuestro medio por la economía, la idiosincrasia y la cultura de la población. También por la ausencia de materia prima para el proceso de producción en “cerramientos portantes o no portantes” (capacidad del terreno para soportar las cargas aplicadas sobre él), que tengan incidencia en la forma y el uso del material y que le dé carácter de competitividad con otros.

Condiciones

Los cerramientos prefabricados requieren de un adecuado aislamiento acústico, térmico y sonoro. Deben tener funcionalidad y fácil posibilidad de traslado, con una aplicación pronta y oportuna.

Estos detalles permiten que tenga un carácter duradero de forma y se mantenga inalterable a los cambios climáticos, de temperatura y humedad. También, que sea resistente a la compresión, así como a los factores orgánicos, inorgánicos y naturales.

“Estas condiciones en muchos casos están determinadas por el arriostramiento (estructura de sujeción y equilibrio en la construcción de edificaciones) y reforzamiento de otros elementos de carácter estructural, que cumpla con exigencias de calidad, por tanto debe ser indiferente a las condiciones atmosféricas”, sentencia Gutiérrez.

Alternativas

Hoy en día, existe la necesidad de generar alternativas constructivas ante la proliferación de planes y programas de carácter estatal y privado, al margen de la imperiosa necesidad de la población de contar con techo propio.

Las condiciones, según el arquitecto Gutiérrez, deben ser: óptimas de habitabilidad, con un régimen de calidad, economía y adaptación al medio. Pero no se cumplen

Ventajas

Se economiza en la mano de obra y en el transporte.

Fácil montaje, compatibles con situaciones adversas y ante contingencias naturales.

El tiempo de ejecución de una obra es corto, por ejemplo cada día se instalan 100 metros cuadrados de panelería prefabricada. En cambio, en el sistema tradicional apenas se construye el 10 % de un metro cuadrado.

Desventajas de materiales prefabricados en nuestro medio

Costos de implementación elevados. Con el sistema tradicional racionalizado, el costo promedio del metro cuadrado en nuestro medio es de 300 a 350 dólares. El costo del material prefabricado es superior a los 400 dólares puesto en obra.

Al no ser —en muchos casos— una tecnología apropiada, no siempre se adecuan a las condiciones climáticas de nuestro medio.

Restricciones a la libertad de concepción, como de flexibilidad de crecimiento de la probable construcción, así como de la rigidez requerida en los nudos de unión.
No admiten sobrecargas no previstas.

Requiere excesivo cuidado en las áreas húmedas (baños, cocinas y otros) que obligan a la utilización de otros recursos constructivos.

Reticencia de la población a utilizar e innovar en sistemas que permitan dicha competitividad, en costo, calidad y tiempo de ejecución.

En nuestro medio, no hay mano de obra especializada y calificada para este tipo de productos y para la ejecución de sistemas constructivos innovadores.


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